Aunque todavía no sepas definirlo, es muy probable que hayas experimentado en repetidas ocasiones los efectos del marketing sensorial. Un ejemplo: entras en una tienda, y algo en ella te hace sentirte con comodidad y relajación. Acabas mirando todos los productos porque no sientes prisa y, al final, algo te llama la atención por su colocación y terminas por comprarlo. ¿Cómo lo han conseguido?
Qué es el marketing sensorial
Consiste en una visión holística del proceso de venta. Alguien compra por una gran serie de factores, y bastantes aspectos de su atención tienen que verse seducidos o debidamente estimulados. En este caso, los sentidos.
Los espacios físicos de venta buscarían aquí apelar directamente a la experiencia sensorial del cliente. En cada uno de ellos se pretendería algo diferente. Por ejemplo, un restaurante de comida rápida va a poner música alta y luces fuertes para que los clientes no piensen en si está lleno o no. Por otro lado, en locales con un enfoque ecológico se van a buscar elementos que tranquilicen y que, más que estimular la venta directa, generen imagen de marca.
Cómo aplicarlo en las tiendas
Habría varios elementos:
– Ten una coherencia visual. Esto puede ser muy importante para resaltar algunos productos por encima de otros, por ejemplo. Y no solo eso, también ayuda a darle otro aspecto a la tienda.
– Elige el hilo musical. Con él puedes aportar calidez y crear sensaciones que puedan estimular las ventas. Puede servir para crear imagen de marca.
– Un aroma acorde. También esto va a influir. Hay platos de comida que, por ejemplo, entran directamente por la nariz. Esto podría ser análogo a una tienda. Perfumes relajantes, por ejemplo, para que los consumidores se tomen más tiempo para comprar.
En conclusión, el marketing sensorial es una técnica muy útil para las tiendas. Y gracias a estos trucos podrás utilizarla en tu beneficio.