Uno de los errores más graves de cualquier marca es no tener identificado a su target. Definir el branding y la estrategia de marketing que vamos a usar es importante; sin embargo, todos nuestros esfuerzos se pueden ver diluidos en la nada si antes no hemos definido a quién le vamos a hablar a través de estas estrategias.
Creer que podemos impactar «a todo el mundo» no es lo más conveniente. Todo lo contrario: lo más probable es terminar hablándole a nadie, ya que ningún target se sentirá completamente identificado con nuestro mensaje. Los resultados de una marca o una campaña que no ha llegado a definir al buyer persona son más bien nulos, por tanto, es un pérdida de tiempo y de dinero.
¿Por qué debemos definir a nuestro target?
Todo esto se puede evitar cuando entendemos cómo definir a nuestro target. Una investigación de mercado es el primer paso. A través de esta podremos conocer aspectos demográficos y psicográficos que nos servirán como base. Y decimos que serán solo la base porque una buena definición del buyer persona se queda incompleta solo con estos datos.
Además de ello, debemos ponernos en la piel de nuestros clientes para identificar sus necesidades, problemas y hábitos de consumo. Es decir, definiremos quiénes son, cómo son y dónde están esas personas a las que puede interesarles ser clientes de nuestra empresa.
Con toda esta información, sabrás qué sector de la población es más propenso a adquirir tus bienes y servicios. Así, diseñaremos una campaña dirigida a un público objetivo. La efectividad de la campaña aumentará, ya que conectaremos con los problemas y necesidades que ya habremos detectado antes y podrás ofrecerles un producto o servicio que lo resuelva efectivamente. Por tanto, acudirán a ti en busca de esa solución y se convertirán en tus clientes.